viernes, 23 de abril de 2021

¡Solidaridad con Rusia! ¡Unidad contra el imperialismo!

Desde el mismo triunfo de la Revolución de Octubre, en 1917, Rusia y el resto de las repúblicas socialistas soviéticas que fueron constituyendo la Unión Soviética fueron tenazmente asediadas por las potencias capitalistas tanto de Occidente como de Oriente. Agresiones e invasiones militares constantes fueron sistemáticamente repelidas con insuperable heroísmo y un enorme derramamiento de sangre por los pueblos que, con su trascendente Revolución, osaron desafiar al orden imperialista del capitalismo.

En la década del 90 del sigo XX, luego de la catástrofe de la implosión y desintegración de la U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y del llamado "bloque del Este", los líderes de Estados Unidos prometieron, durante el proceso de disolución del Pacto de Varsovia y la unificación de las dos Alemanias en lo que hoy es Alemania Federal, que la Organización del Tratado del Atlántico Norte no se expandiría hacia el Este, hacia las fronteras de Rusia, ni incorporaría a los antiguos miembros del Pacto de Varsovia.

Como es el típico estilo de Occidente, sus promesas no fueron más que engaños: las guerras contra Yugoslavia, que llevaron a su desintegración y fractura en diversos estados, la incorporación sistemática a la OTAN de los países que habían integrado el Pacto de Varsovia y el desarrollo constante de infraestructura militar occidental cada vez más cerca de las fronteras de la Federación de Rusia y de sus aliados (además de agresiones como la de Georgia contra Rusia en el año 2008, de la difamación constante, de las crecientes sanciones, y de una retórica de una agresividad cada vez más insoportable para Rusia) han llevado la situación al actual punto crítico en el que es de una alta probabilidad una guerra de gran escala en la que terminen involucrados, directamente, Rusia y los Estados Unidos, lo que significaría también la muy probable eventualidad del uso de armas nucleares.

La situación no puede ser más grave, y la responsabilidad exclusiva por ella recae en el expansionismo y belicismo del Imperialismo Occidental. Tal como lo vivimos los argentinos con la usurpación de las Malvinas e Islas del Atlántico Sur y como lo vive el mundo y Nuestra América con las constantes agresiones, golpes militares, asesinatos políticos, masacres, promoción y organización del terrorismo, invasiones, bombardeos, sanciones, bloqueos, etc., etc., está claro que los Estados Unidos, Gran Bretaña y el Estado de Israel, y todos sus lacayos, son los violadores rutinarios del Derecho Internacional.

La Federación de Rusia, por el contrario, frente a esto ha venido ejerciendo una paciencia admirable, haciendo respetar y respetando el derecho internacional, soportando todo tipo de comportamientos detestables por parte de Occidente, sin responder de manera simétrica, brindando la oportunidad para el recato y la reconsideración de conductas destructivas.

La Federación de Rusia es una nación poderosa que es ejemplo de dignidad y autodeterminación para el mundo. Su gran poder militar, heredero de la gloria soviética y desarrollado hoy por la sabia dirección de Putin, hacen que parezca innecesario que alguien manifieste la solidaridad y el apoyo a Rusia. Nada más equivocado: Rusia no pide clemencia ni solicita ayuda, pero es imprescindible justicia brindar nuestro apoyo a la Federación de Rusia en estos momentos en que la imprudente confrontación que Occidente propone está llegando a niveles muy peligrosos, y no sólo para Rusia, sino para la estabilidad y supervivencia de toda la Humanidad.

En su más reciente mensaje, el presidente Putin advirtió a los atrevidos que pretenden cruzar las líneas rojas: "No queremos quemar puentes, pero si alguien percibe nuestras buenas intenciones como indiferencia o debilidad y tiene la intención de hacer explotar estos puentes, debe saber que la respuesta de Rusia será asimétrica, rápida y severa".

Rusia, junto con Irán, Siria, Hezbolá en Líbano, Ansarulá en Yemen, junto con Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua, está en la primera línea contra el Mal, el poder diabólico y antihumano que representa Occidente. La arrogancia y la soberbia de los supremacistas occidentales no deja a Rusia otra opción que defenderse, y Putin hace esta advertencia después de soportar estoicamente durante mucho tiempo la impertinencia de élites ególatras. Nadie en su sano juicio puede acusar a Rusia de nada reprobable. Por el contrario, Rusia merece sólo elogios por su actitud en defensa de la paz mundial y contra el militarismo y expansionismo fascista de Occidente.

Por todo esto, desde el Encuentro Antiimperialista CABA exclamamos:

¡Todos con Rusia!
¡Unidad contra el Imperialismo!
¡Derrotar al anglosionismo!


 

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