Las delegaciones de los Partidos Políticos y Movimientos Sociales, reunidos en la ciudad de Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, con motivo del “Encuentro Mundial Contra el Imperialismo”, luego de las deliberaciones efectuadas hemos llegado a las siguientes conclusiones:
El futuro de la humanidad está en grave peligro. La paz en el planeta se encuentra seriamente amenazada como resultado de la política de agresiones militares de los EE.UU y sus aliados, así como de la mortal carrera armamentista que sólo le reporta dividendos a las grandes corporaciones de la industria militar. La guerra es el mecanismo predilecto del expansionismo imperial, en especial, del estadounidense y eso lo observamos dramáticamente en los más recientes conflictos regionales que han afectado gravemente a los pueblos de Siria, Yemen, Irak, Libia, Afganistán y a toda la región.
Asimismo, la especie humana sufre los estragos ocasionados por la voracidad de un modelo económico que en su despliegue suicida destruye la naturaleza por la insaciable obsesión de maximizar ganancias. Esa es precisamente la lógica del sistema capitalista, la cual ya no sólo compromete su funcionamiento sino que también pone en peligro de extinción de la humanidad.
El modelo neoliberal que instrumenta la globalización de las grandes corporaciones bajo la dominación de los Estados imperialistas, le ha impreso a la economía mundial una gran fragilidad. Las crisis son más recurrentes y los grandes especuladores financieros dominan el planeta. En la distribución de la riqueza generada se ha impuesto un parámetro de desigualdades, injusticias y exclusión que afecta a una creciente parte de la población mundial. Los flagelos de la pobreza y la miseria afectan a millardos de personas como nunca antes en la historia de la humanidad. Sin dudas, el desarrollo del capitalismo engendra fenómenos insostenibles, desde el punto de vista social, político y ético.
A esto se le agrega una crisis ética derivada del modo de vida imperante de las economías de mercado, donde se sepultan las culturas nacionales y los valores humanos, en función de imponer la sociedad de consumo. El culto a los antivalores del capitalismo contribuye potenciar la crisis de la condición humana generada en el actual modelo de convivencia.
El imperialismo está en crisis y esto lo hace mucho más agresivo, peligroso y destructivo. Ante el ocaso del mundo unipolar, el imperialismo estadounidense implementa una estrategia de dominación global. La apuesta geopolítica de la Casa Blanca frente a la resistencia de los pueblos y la irrupción de potencias emergentes, ha sido defender su hegemonía, mediante una política neocolonial orientada a apropiarse de los recursos naturales, en especial de los recursos energéticos, controlar los mercados y dominar políticamente a las naciones.
Para preservar el injusto orden mundial actual, el imperialismo violenta el derecho internacional público, ha convertido al mundo en un gran teatro de operaciones militares, desarrolla medidas coercitivas unilaterales, impone leyes de carácter extraterritorial, ataca el multilateralismo, vulnera la soberanía de las naciones y suprime la autodeterminación de los pueblos. En su arrogante concepción, sus fronteras llegan hasta donde se extienden sus intereses expansionistas.
En consonancia con esta política, el imperialismo recurre a la intervención militar, a la desestabilización política de los gobiernos, a las guerras y al bloqueo económico. Su planeación estratégica concibe a la OTAN como el brazo militar global del neoliberalismo. Adicionalmente, en el marco de su Doctrina de la Guerra No Convencional, acciones terroristas, el uso de paramilitares, la judicialización de liderazgos antiimperialistas y el asesinato selectivo, son algunas de las acciones más emblemáticas de una política genocida, que coloca en peligro a la humanidad.
Tales prácticas han sido “legitimadas” a través de la industria cultural del capitalismo, las grandes trasnacionales de la comunicación y el uso de las redes sociales. Igualmente, el uso de la “Big Data” se ha constituido en una formidable arma para modificar el comportamiento de la población e incidir en sus decisiones políticas.
En el intento de imponer el “pensamiento único”, los poderosos del mundo manipulan las creencias religiosas, tratan de justificar las actuales relaciones de poder en detrimento de la democracia, la imposición del libre mercado, el racismo de estirpe eurocéntrica, la segregación de las minorías, la opresión de género, el carácter eugenésico del modelo educativo global, entre muchos otros factores, que se ajustan perfectamente a los requerimientos de la dictadura del capital.
En ese contexto, el mundo multicéntrico y pluripolar emerge con mayor fuerza. El fortalecimiento político y económico de potencias como Rusia y China, junto al de otras naciones, le hacen un contrapeso cada vez más serio al poder del imperialismo estadounidense. Evidentemente, la heroica resistencia en el Medio Oriente, las luchas de los pueblos de América Latina y el Caribe, han contenido y hecho retroceder los planes del imperialismo.
Más aún, las experiencias de los gobiernos progresistas en el mundo ya se perfila como una alternativa frente al neoliberalismo. Ejemplo de ello es la Revolución Bolivariana, que se proyecta como un referente antiimperialista con una enorme fortaleza popular en el marco de la poderosa unión cívico-militar y sobre la base del ideario del Libertador Simón Bolívar y del Comandante Hugo Chávez.
Esto ha provocado el brutal ataque del imperialismo estadounidense contra el pueblo venezolano, que ha derrochado dignidad y amor por la patria, ratificando su rumbo hacia el socialismo en numerosos procesos electorales que refrendan la vigorosa democracia participativa existente en este país. Duras jornadas de lucha popular han derrotado las amenazas de intervención militar estadounidense, intentos de golpe de Estado y focos de violencia terrorista.
Este ejemplo de lucha junto al de Nicaragua y Cuba, así como los recientes avances en Argentina y México, ha permitido el fortalecimiento de fuerzas antiimperialistas y conllevará a reforzar los nuevos mecanismos de integración regional (CELAC, ALBA-TPC, PETROCARIBE, etc.,). Aunque en Honduras, Paraguay, Brasil, Ecuador, El Salvador y Bolivia se ha reposicionado el neocolonialismo en el marco de la nueva edición de la Doctrina Monroe, las luchas populares continúan.
En el resto del mundo también los pueblos resisten, se sublevan y los gobiernos populares ejercen su soberanía. La unidad antiimperialista es un objetivo estratégico impostergable.
En este contexto, el “Encuentro Mundial contra el Imperialismo”, declara:
Exhortamos a los pueblos del mundo a luchar por la vida, la preservación de la naturaleza y contra condiciones estructurales que generan el cambio climático. Igualmente, exigimos a las naciones desarrolladas a trabajar decididamente para evitar la destrucción del planeta y especialmente a los EE.UU a superar su postura primitiva que pretende desconocer el terrible daño que se ocasiona a la naturaleza con el actual modelo productivo basado en la acumulación del capital.
Acompañamos la demanda de construir un orden internacional más justo, que coloque en primer plano los intereses de los pueblos y permita desarrollar políticas de inclusión y de justicia social para superar las gigantescas desigualdades sociales y económicas que imperan entre las naciones del mundo.
Convocamos a los ciudadanos del mundo a defender la paz, la soberanía de los pueblos y acompañar las legítimas luchas por el progreso socioeconómico sobre la base de una amplia plataforma de lucha unitaria en contra del enemigo común, el imperialismo estadounidense.
Repudiamos la implementación de las ilegales medidas coercitivas unilaterales por parte de las potencias imperialistas, ya que son políticas criminales que afectan a los pueblos. Especialmente, condenamos la política genocida de bloqueo económico que se aplica contra las naciones del mundo que ejercen su soberanía.
Rechazamos la militarización de Nuestra América y especialmente, la presencia de las bases militares de Estados Unidos en América Latina y el Caribe.
Condenamos de la forma más enérgica la invasión militar y demás agresiones cometidas por el imperialismo contra los pueblos del Medio Oriente. Especialmente, repudiamos la violación de la soberanía de Siria e Irak, las agresiones a la República Islámica de Irán, así como el vil asesinato del Comandante Qasem Soleimani, mártir de los pueblos del mundo que luchan por la libertad.
Exigimos respeto a la soberanía de Venezuela, Cuba y Nicaragua así como apoyamos los esfuerzos de Nicolás Maduro Moros, Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, por mantener la paz.
Denunciamos el intento orquestado por la Casa Blanca de censurar a las empresas multiestatales TeleSur e HispanTV. Esto se constituye en una afrenta a la libertad de expresión de los pueblos. Condenamos el golpe de Estado, orquestado desde Washington, en contra del presidente Evo Morales Ayma.
Repudiamos la cruenta represión y el racismo contra el pueblo del Estado Plurinacional de Bolivia.
Igualmente,el “Encuentro Mundial contra el Imperialismo”, acuerda:
Construir una Plataforma Unitaria Mundial organizada por continentes, regiones, subregiones y países en función de enfrentar al imperialismo. Dicha estructura organizativa será conformada en atención a las peculiaridades de cada territorio.
Realizar durante el año 2020 “Encuentros Continentales Contra el Imperialismo” a los fines de conformar las plataformas unitarias continentales, regionales y sub-regionales articuladas entorno a un plan de lucha común contra el imperialismo.
Convocar al “II Encuentro Mundial Contra el Imperialismo” a realizarse en Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, a los fines de definir el nombre de la Plataforma Unitaria Mundial, así como la articulación de las diferentes plataformas continentales y regionales en un plan común mundial que hermane las luchas de los pueblos.
Por último, el “Encuentro Mundial Contra el Imperialismo” acuerda hacer suya la Agenda de Lucha adoptada en el “I Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras en Solidaridad con la Revolución Bolivariana”, refrendada por el “I Congreso Internacional de Mujeres”, por el “Congreso Internacional de Comunas, Movimientos Sociales y del Poder Popular”, por el “I Encuentro Internacional de Pueblos Indígenas”, por el “Congreso Internacional de Afrodescendientes” y el “Congreso Internacional de Comunicación”, celebrados en la República Bolivariana de Venezuela durante el año 2019, agenda que incluye lo siguiente:
- Realizar una jornada internacional de movilización en apoyo a la Revolución Bolivariana y contra el neoliberalismo el 27 de febrero del año 2020. (Conmemoración de los 31 años de la primera insurrección en Carcas contra el neoliberalismo).
- Convocar una movilización mundial por la paz en Venezuela, en Nuestra América y contra los planes de guerra del gobierno de Estados Unidos para el mes de abril de 2020.
- Desarrollar una jornada internacional de repudio a la Doctrina Monroe, contra el Bloqueo y demás Medidas Coercitivas Unilaterales para el día 28 de junio de 2020.
- Crear hasta el próximo Encuentro una Comisión Coordinadora de las delegaciones presentes en el “I Encuentro Mundial Contra el Imperialismo” a los fines de cumplir el presente plan.
Encuentro Antiimperialista CABA
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